En una sesión en grupo los asistentes descansan con los ojos cerrados, bien tumbados boca arriba, lo que incrementa la sensación de relajación, o  sentados, lo que facilita el acceso a los chackras posteriores. En cualquier caso, lo más importante es que el asistente se encuentre en una posición que le resulte cómoda.

Durante la sesión se alterna el trabajo colectivo con el individual, utilizando diferentes sonidos de didgeridoos y cuencos tibetanos, trabajando de forma intuitiva aquellas áreas en las que se perciba que el asistente necesita una atención especial.

La duración de estas sesiones suele estar entre 1 hora y 90 minutos.